Mitos y verdades sobre los pitbull


Una vez que cierran la mandíbula cuando muerden, no la pueden volver a abrir Eso de que tienen un sistema que bloquea la mandíbula suena simplemente como una locura. No hay nada que indique que un perro que cierra la mandíbula cuando muerde no la pueda volver a abrir.

Los Pit Bulls son impredecibles, pueden atacar a su amo en cualquier momento Los Pit Bulls son tan impredecibles como cualquier otro perro. Pero en realidad, no hay tal cosa como que la agresión llega sin antes poder predecir el hecho, pues cada vez que un perro muerde, ha mostrado señales de advertencia que indican qué es lo que va pasar, señales que pueden ignorarse.
Son demasiado agresivos Repito: Los Pit Bulls ¡son como cualquier otro perro! La agresión que tiene para con otros perros o animales pequeños es exactamente igual que la que pueden tener las demás razas, al igual de cuando se habla de atacar a los humanos. Todo depende de cómo son criados.
Los Pit Bulls no pueden ser entrenados ni controlados Los Pit Bulls son exactamente iguales a cualquier otro perro! Si bien es una raza poderosa por su contextura física, pueden y deben ser entrenados desde cachorros para que obedezcan y lleven una vida familiar.
Sólo sirven para peleas de perros Los Pit Bulls son muy buenos en diferentes trabajos, como la terapia, la caza, la obediencia, la agilidad, la búsqueda, el rescate y el seguimiento. Hoy en día hay miles de perros de esta raza sirviendo a la humanidad y haciendo felices a mucha gente.

Están genética mente creados para matar La manipulación genética para crear una máquina para matar está demasiado lejos de la verdad. ¿Realmente la gente cree una cosa semejante? Si, por lo tanto, es mi deber informarte que los Pit bulls son perros iguales a cualquier otra raza.
Los Pit Bulls no sienten dolor Esta es la excusa perfecta que ponen los dueños de Pit Bulls que los usan para peleas, para justificarse. Los perros sufren el dolor como cualquier otro ser. Este mito es creído por mucha gente, aunque te parezca mentira.
El cerebro del Pit Bull se hincha y no cabe en su cráneo, lo que genera la mala conducta Esta mito también se lo atribuyó al Doberman en la década del 60 y no es más que una locura. Su cerebro es como el de cualquier otro ser vivo y entra perfectamente en su cráneo.

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